










Con solo 4 años de trayectoria y tres álbumes de estudio, Conociendo Rusia tiene una de las carreras mas prometedoras dentro de la escena del rock nacional.
No solo ha recibido variadas nominaciones a los Premios Gardel y a los Premios Grammy Latinos, sino que el pasado 5 de noviembre ofrecieron un show con localidades agotadas en el Movistar Arena, evento que volverá a ser un éxito el viernes 16 de diciembre de este mismo año.
“El Ruso” Sujatovich y su banda, Conociendo Rusia, sorprendieron con un show ambicioso, durante 2 horas ininterrumpidas donde interpretaron 21 canciones de su repertorio, y demostraron que ya son parte de las grandes ligas.
Sin banda telonera, con un comienzo de show puntualísimo, y una escenografía que descansa en pantallas gigantes, Mateo sale a escena sobre una plataforma que se eleva desde abajo del escenario vistiendo de negro, con un estilo que recuerda a Dave Grohl.
Inmóvil por unos largos segundos e impactado por los gritos de sus fanáticos, mayoritariamente mujeres, se rompe el hielo cuando comienza a interpretar “30 años”.
“Cabildo y Juramento” , uno de sus himnos, toma forma cuando en las enormes pantallas se proyectan ilustraciones de ciudades, logrando que sea un momento sublime con todo el estadio coreando a la par.
El show contó con tres invitados sorpresa: El tecladista Fran Azorai y Feli Colina, quien le brindó más de su característica dulzura a “Montaña infinita” y Patricio Sardelli de Airbag, quien le agregó rock a “Vos y yo” deleitándonos con sus solos de guitarra.
Debo confesar que se vivió, a lo largo de todo el recital, una energía constantemente agradable y cálida debido a varias circunstancias. No solo las grandiosas canciones que amalgamaban con el excelente trabajo de composición escénica del iluminador, sino también por una interpretación muy comprometida de Mateo al cantarlas; una banda con un sonido formidable, que con tintes muy identificables en nuestro amado rock nacional, haciendo hincapié en Andrés Calamaro, Charly o Fito, nos dejan tranquilos de que el legado está en buenas manos.